¿Qué aporta la Terapia Craneosacral Biodinámica (TCSB) a la odontología?

Para empezar, la concepción de que los desórdenes que se manifiestan tanto en la mandíbula como en los maxilares pueden deberse a lesiones que se encuentren en otra parte del cuerpo aunque terminen manifestándose allí, con lo que el trabajo en esas otras partes del cuerpo va a facilitar en gran manera el trabajo en la boca, garantizando que no va a haber tensiones externas a la zona que intenten devolverla a su esquema lesional.

Aporta también la posibilidad de evitar, mejorar o solucionar lesiones producidas durante la intervención de cualquier paciente odontológico, y que normalmente se van a deber a debilidades que ya existían previamente pero que se manifiestan por la postura mantenida durante una cantidad de tiempo demasiado elevada para ese paciente en concreto, produciendo o empeorando lesiones en la zona cervical, cefaleas de cualquier tipo y lesiones tensionales en la musculatura masticatoria.

Y por si misma tiene un porcentaje de éxito muy alto en diversas lesiones de la zona, asimetrías faciales y craneales, problemas de la articulación temporomandibular, maloclusión por asimetría tensional de los huesos del cráneo o de la cara, problemas tanto motores como sensoriales de cualquiera de los pares craneales que inervan la zona, etc.

Una de las aportaciones más notables de la TCSB a la odontología es la posibilidad de proporcionar un entorno tensionalmente equilibrado para que las intervenciones que se realicen en el paciente aumenten las posibilidades de éxito, sin la temida vuelta atrás que sucede en muchos casos.

Normalmente, esta vuelta atrás, que se suele dar con mucha frecuencia en las ortodoncias aunque se puede dar en otro tipo de intervenciones, es debido a que el equilibro tensional del paciente en la zona a tratar es inestable. Esto significa que cuando se efectúa una corrección mecánica en la boca del paciente, si ese equilibro no es lo suficientemente estable el cuerpo del paciente intentará volver a su configuración tensional previa a la intervención, lo que será mucho más fácil conforme vaya pasando el tiempo, o cuando se le retiren al paciente los aparatos usados en la corrección.

Para evitar estos retrocesos es muy recomendable hacer tratamientos de TCSB antes de las intervenciones odontológicas, para preparar el terreno y garantizar la menor cantidad posible de tensiones que entorpezcan las mismas, y tratamientos de TCSB posteriores a esas mismas intervenciones para asegurar que ese equilibro tensional de la zona sea lo más estable posible, garantizando la durabilidad de la intervención y evitando que otras zonas del cuerpo se vean negativamente afectadas, además de suponer una relajación general de la estructura afectada, una mayor movilidad de restos metabólicos acumulados en la zona permitiendo su mejor drenaje y disminuyendo el edema que pudiera crearse, así como una reducción del dolor en caso de que esté presente.

Otra de las aportaciones de la TCSB es el tratamiento de las piezas dentales de manera individual, ya sea para variar su posición o para tratar dolores dentales no achacables a ninguna otra causa conocida.

El tratamiento de la articulación temporomandibular (ATM), con toda su complejidad, es otra de las aportaciones más notables de la TCSB al tratamiento odontológico.

Para saber más sobre el tratamiento de la ATM, mira la entrada correspondiente aquí.

El tratamiento del paladar duro es otra de las aplicaciones de la TCSB, siendo mucho más eficaz en los primeros años de vida que cuando el crecimiento óseo se ha detenido en esa zona y la configuración de los huesos que lo forman ya es definitiva. Aun así, el tratamiento de las tensiones acumuladas en paladares con malformaciones o con los maxilares o los palatinos en posiciones incorrectas facilitará o incluso corregirá en algunos casos problemas de maloclusión o de la ATM.

De la mala posición tanto de los maxilares como de los palatinos pueden surgir también lesiones en los ganglios esfenopalatinos o pterigopalatinos, ganglios nerviosos de los que depende el buen funcionamiento de muchas estructuras, y que cuando se ven sobreestimulados pueden producir síntomas como: dolores de cabeza de varios tipos y síntomas similares a la alergia primaveral, con alteración en el lagrimeo, en la salivación, en las mucosas que recubren el paladar, la nariz, los senos paranasales, la nasofaringe y las encías; rinitis, rinorrea, etc.

También por una mala postura del paladar duro, maxilares y palatinos, se pueden llegar a producir problemas endocrinos como consecuencia de la mala posición del esfenoides, hueso sobre el cual se encuentra la glándula pituitaria o hipófisis, motor del sistema endocrino.

Hay otras muchas patologías que se pueden deber a malas posiciones de maxilares, mandíbula o piezas dentales o incluso que sean esas patologías las causantes de dichos problemas, con lo que el tratamiento odontológico de esas estructuras se complementaría perfectamente con un tratamiento de TCSB. Solo por nombrar algunas: bruxismo, asimetrías faciales, dolores en cualquier parte del cráneo y la cara, trastornos sensoriales en la cabeza, trastornos de movilidad de los ojos, dolores de cuello y parte alta de la espalda, parálisis de Bell, dificultades al tragar, problemas mecánicos de la lengua, dificultades al hablar, etc.

Para terminar, solo decir que el trabajo del terapeuta craneosacral biodinámico, en relación con la odontología, va mucho más allá del tratamiento de la boca, se vale del cuerpo entero del paciente para devolver el equilibro funcional a todo ese sistema vivo. Por lo que en conjunción con la odontología, la TCSB proporciona un tratamiento más integral, más holístico que solo el tratar desde uno de estos dos aspectos, repercutiendo en unos resultados más duraderos a largo plazo y que tienen en cuenta problemas que van más allá de la boca.

Un comentario en “¿Qué aporta la Terapia Craneosacral Biodinámica (TCSB) a la odontología?

Deja un comentario